Relojes híbridos: La ley del voltio

De demonio a ángel. La electrónica es el nuevo mejor amigo de la mecánica. Los híbridos ganan terreno como respuesta a lo smart. Y si Piaget, F.P. Journe y Breguet los adoptan, ¿están aquí para quedarse?

¿Y si la crisis del cuarzo no fue en vano? Cuatro décadas después de satanizar al reloj eléctrico por exceso de eficacia deshumanizada parece que la élite de la relojería suiza está revaluando los hechos en plena irrupción smartwatch. Y todo apunta a que fue necesario usar estrategias de guerra propagandística contra Japón para salvar a una comunidad de artesanos helvéticos bien pagados desviando el discurso hacia la emoción, el valor manual y los progresos de atelier frente a la vanguardia más rigurosa y accesible de Seiko y Citizen. ¿Se imaginan a las firmas de automóviles europeos haciendo lo mismo contra Toyota y Honda? Ahora que la amenaza viene de Cupertino en forma de apps, los inventos japoneses como el Spring Drive, que el ingeniero Yosh­ikazu Akahane presentó a mediados de los años setenta a Seiko, cobran el sentido de verdaderas revoluciones relojeras puristas (¿habría que redefinir ‘purismo’?) porque acercaban ese grial llamado precisión sin dar la espalda a la tradición. Visto así, un invento como el silicio —el último mantra evolutivo del swiss made homologado por Patek Philippe, Rolex, Swatch Group… por sus propiedades de versatilidad, baja fricción y antimagnetismo— parece un juego de niños comparado con la dificultad de inventar un microgenerador que aportaba variaciones de +- 1 segundo al día con estabilidad perpetua en un reloj mecánico hace cuarenta años.

Yoshikazu Akahane desarrolló Spring Drive desde 1977, pero hay indicios de que lo híbrido ya estaba como idea en los orígenes del cuarzo.
Yoshikazu Akahane desarrolló Spring Drive desde 1977, pero hay indicios de que lo híbrido ya estaba como idea en los orígenes del cuarzo.

Una vaca sagrada del legado de manufactura como Piaget ha sido la primera en recuperar el valor de lo híbrido en su último lanzamiento Emperador Coussin XL 700P. La excusa es celebrar orgullosamente su calibre ultraplano 7P de 1976, el primer movimiento de cuarzo desarrollado íntegramente por Piaget que en su día fue el cuarzo más plano del mundo (3.1 mm), pero la verdadera intención es más política. La casa de La Côte-aux-Fées jugó un papel importante hasta 1970 en el desarrollo del famoso Bêta 21, el primer movimiento de cuarzo suizo creado en el Centre Electronique Horloger en Neuchâtel y presentado un año después de que Seiko irrumpiera con su Astron en 1969.

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El hecho de que ahora el 700P no sea un 7P revisitado sino un híbrido —por cierto, el primero con microrotor— más que un homenaje a la solución de Seiko es una reivindicación del gran Eric Klein, el autor de este desarrollo para Piaget, a los orígenes suizos de la idea híbrida en la que él estuvo involucrado.

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Parece que aunque Akahane difundió el concepto de un regulador eléctrico al servicio de un movimiento mecánico en 1977 e hizo 600 prototipos hasta llegar en 1999 al primer Seiko Credor Spring Drive manual, fue el suizo Jean-Claude Berney, con el que estuvo en contacto Klein, el primero en patentar en 1972 la solución de un generador cargado por fuerza mecánica que se transforma en energía eléctrica para que un oscilador de cuarzo sin batería en sustitución de un balance y un escape tradicional regulara un reloj mecánico. La solución  se probó en un movimiento ETA 2824 pero nunca se llegó a comercializar. Jack Forster escribe un extraordinario artículo en Hodinkee (“…And An Old Japan Vs. Switzerland Controversy Revisited”) en el que insinúa que la panacea híbrida pudo incubarse al mismo tiempo que el primer movimiento de cuarzo en Japón y Suiza.

HibridosPiaget2Piaget aprovecha el lanzamiento del 700P para recordarnos que en todas estas décadas ha creado sus calibres de cuarzo in-house para sus relojes de dama manteniendo viva su experiencia con los voltios y eso le ha permitido, entre otras cosas, lograr ahora una precisión de 0.2 segundos por día con el nuevo desarrollo frente al +-1 segundo del Spring Drive. “Y la precisión podría mejorarse aún diez veces más”, dice Eric Klein. El nuevo 700P es, por supuesto, un desarrollo ultraplano (5.5 mm), pero es también un alegato que pasará a la posteridad como el primer reloj comercializado con regulación integrada híbrida de Piaget y de Suiza. No hay que confundirlo con los populares autoquartz de Tissot, Rado, Longines, Swatch, Jaeger-LeCoultre, Omega, Wenger, Hermès, Mido, Bovet, Fortis, Franck Muller… que son relojes estándar de cuarzo con la novedad de la autocarga, como también el Kinetic de Seiko o el Eco-Drive de Citizen con energía solar. El movimiento de Piaget está regulado por la alta frecuencia de un oscilador de 32,768 Hz impulsado por cuarzo que opera a 5.33 vueltas por segundo (el Spring Drive oscila a 8 vueltas por segundo). Según Franck Touzeau, director de Marketing de Producto de la firma, han querido que el generador ocupe la posición protagónica al frente a las 2 h que tiene el tourbillon en el modelo anterior esqueletado del Emperador Coussin XL como prueba de la importancia que este desarrollo debe representar para el futuro de la relojería suiza. El reloj, que se comercializa a un precio de 70,000 dólares en edición limitada de 118 piezas,  goza de todos los argumentos estéticos haute couture: caja de oro blanco, decoración artesanal de un movimiento esqueleto con 32 rubíes, el escudo heráldico grabado en la micromasa y los acabados negros como guiño de un modelo concepto.

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F. P. Journe pensó en una solución eco-friendly para su híbrido Élégante 48 mm. Un sensor mecánico detiene el movimiento de cuarzo cuando el reloj está inactivo y lo regresa después a su hora normal.

El resto de las firmas suizas que apuestan por la bipolaridad electromec no lo han llevado al extremo de reformular los principios básicos del movimiento, pero abren senderos no menos interesantes. El rey de los puristas indies F.P. Journe juega en su Élégante 48 mm, más eléctrico que mecánico, al ahorro energético como gesto de contemporaneidad. Su calibre 1210 detiene su movimiento base de cuarzo y sus manecillas al detectar inactividad después de 30 minutos. Mientras tanto un microprocesador continúa almacenando el tiempo. Cuando un motor patentado de doble microrotor (visible en la carátula en una abertura a las 4:30 h) detecta que el reloj vuelve a la actividad, el cerebro eléctrico regresa la marcación de las manecillas de horas, minutos y segundos a la posición actual por el camino más corto. Eso permite que la autonomía del reloj se incremente de 8-10 años a 18 años. Journe se refiere a él como un “state-of-the-art haute horlogerie” porque todos los componentes electrónicos son suizos y el microprocesador ha sido creado específicamente para el Élégante.

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Pero quien aporta el híbrido más rupturista del momento es Urwerk con su EMC Time Hunter. Felix Baumgartner y Martin Frei no tienen cuentas que saldar con el pasado y eso les permite volar libres para imaginar un sistema técnicamente único, que además apela a la empatía con el usuario. El EMC manda a la electrónica a jugar un rol donde la mecánica tiene límites: monitorear la precisión sin usurpar la física sagrada del tic-tac. La sorpresa incluye un microgenerador hecho por la firma Maxon, proveedora de la NASA para los motores de los Mars Rovers, que se carga manualmente (también habría que redefinir el concepto ‘manual’) girando una manivela adosada en el lateral de la caja que monitorea con un sofisticado sensor la amplitud del balance detectando microvariaciones en su regularidad.

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Urwerk EMC Hunter es 100% mecánico pero monitorea la amplitud del balance con un sensor eléctrico de carga manual con lectura en la carátula.

Tanto virtuosismo permite ajustar, por ejemplo, la amplitud de la rueda del balance desde la parte posterior de la caja para adecuarla a la actividad motriz del individuo y mejorar la precisión. A diferencia de las anteriores innovaciones mixtas éste es un reloj 100 por ciento mecánico. Incorpora un volante bespoke fabricado en arcap, la aleación fetiche de Urwerk, con una morfología que mejora la aerodinámica y reduce la pérdida de la amplitud.
El sensor, la parte más interesante del reloj, fue creado por Oliver Evalet, un desarrollador de software. “La idea fue usar óptica de precisión con luz para medir la regularidad de un movimiento mecánico”, explica Evalet. “Estamos hablando de mucha precisión en un sistema creado para trabajar a muy largo plazo sin batería.” El dispositivo permite detectar fluctuaciones de hasta 0.0000014 segundos que se traduce en la variación de un segundo al día en el reloj.

 

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HYT H4 Metropolis suma al ya de por sí híbrido mundo de la hidromecánica también un generador incrustado en el movimiento mecánico que mediante un pulsador a las 4:30 h y sin batería transforma un impulso mecánico en luz eléctrica, como la dinamo de una bicicleta, para iluminar con led azules la carátula un instante en la oscuridad.

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Un dinamo auxiliar transforma la presión en el pulsador de las 4.30 en luz LED por un instante en el HYT H4 Metropolis.

Breguet se adelantó en 2012 a las soluciones combinadas con el Classique  Chronometrie 7727. El reloj logra una precisión de +-1 segundo al día con escape y espiral de silicio latiendo a 72,000 alt/h y con la ayuda de pivotes magnéticos en el balance para aportar regularidad al par de oscilación, contrarrestar la gravedad y regresar el eje del órgano regulador a su posición central cuando recibe un impacto.
Todo apunta en que esto no ha hecho más que empezar.

Breguet intuyón en su Classique Chrometrie los otros usos oportunos de la electricidad. Una inducción eléctrica en el eje del balance crea magnetismo que estabiliza la regulación.
Breguet intuyón en su Classique Chrometrie los otros usos oportunos de la electricidad. Una inducción eléctrica en el eje del balance crea magnetismo que estabiliza la regulación.

Texto: Carlos Alonso

Tiempo de Relojes

Tiempo de Relojes, de Ediciones Tourbillon, es la plataforma de comunicación de referencia en alta relojería en español. Fundada por Carlos Alonso, Tiempo de Relojes nació como revista en 1996 y celebró su 25° aniversario en 2021.

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Geek millennial, amante de la tecnología. Ing. en comunicación multimedia, llevo los relojes mecánicos a la dimensión digital. Siempre al tanto de las tendencias tecnológicas.

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Redactor

Decía Antonio Machado que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas. Me he guiado por esta máxima durante casi veinte años que llevo escribiendo de relojes. En mi mano está hacerlo del modo más ameno posible.
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